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Las 6 funciones del lenguaje

A partir del estudio realizado por Jackobson sobre los elementos que componen la comunicación (referente, emisor, receptor, código, canal, mensaje), se pueden identificar 6 funciones del lenguaje que se adaptan a las necesidades comunicativas de las personas.

Estas funciones son conocidas como referencial, emotiva, apelativa, fática, metalingüística y poética.

Pasamos a explicároslas a continuación:

Función referencial

Esta función utiliza el lenguaje para hacer referencia a los aspectos externos e internos de la comunicación, permitiendo validar la objetividad del mensaje y su relación con el contexto y el referente.

Es la función predominante en la comunicación, ya que su propósito es transmitir información sobre la realidad sin incluir la opinión del emisor.

Función emotiva

También llamada expresiva o sintomática, esta función se centra en los estados de ánimo, sentimientos y la expresión del “yo” del emisor.

Por ejemplo, expresiones como “¡Qué noche tan hermosa!”, “Hoy me siento fenomenal” o “Me haces mucha falta” reflejan los sentimientos del emisor hacia algo o alguien en particular.

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Función apelativa

En esta función, el emisor busca generar una reacción en el receptor e influir en su comportamiento.

Se utiliza comúnmente en el lenguaje coloquial, publicidad o contextos políticos, donde se emplean adjetivos valorativos para influir en las acciones de los demás.

Por ejemplo, frases como “Por favor, ¿puedes abrir la ventana?”, “Lee el texto y responde las preguntas” o “¡Mírame cuando te hablo!” tienen como objetivo influir en la conducta del receptor.

Función fática

Esta función se centra en verificar el funcionamiento del canal de comunicación entre el emisor y el receptor, y en iniciar, mantener o interrumpir la comunicación.

No busca informar, sino asegurarse de que el canal funcione correctamente y de que el receptor esté atento.

Por ejemplo, expresiones como “¿Si?”, “Ok”, “¿Sabes?” o “De acuerdo” se utilizan para confirmar la conexión entre emisor y receptor.

Función metalingüística

Esta función se enfoca en el análisis y reflexión sobre el propio código del lenguaje utilizado en la comunicación.

Tanto el emisor como el receptor pueden utilizarla para aclarar dudas, hacer correcciones u ofrecer definiciones.

Se emplean comúnmente comillas para indicar referencias al propio lenguaje, como en los ejemplos: “‘Él’ es un pronombre y ‘el’ es un artículo”, “Abuela, ¿qué significa ‘incrédulo’?” o “No entiendo qué es la ‘gramática'”.

Función poética

Esta función se basa en la forma del mensaje, los recursos literarios y los estilos empleados para enfatizar la información transmitida.

Se encuentra comúnmente en obras literarias, pero puede ser utilizada en cualquier contexto para captar la atención del receptor y provocar una reacción.

Ejemplos de esta función incluyen poemas, juegos de palabras, refranes y metáforas, como “El que se casa, casa quiere”, “En casa de herrero, cuchillo de palo” o “El amor es remedio para el alma”.

El dominio de las características de estas funciones del lenguaje es importante tanto para el ingreso a la educación secundaria como a la universitaria.