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Desarrollar la creatividad en los niños. ¿Se puede enseñar?

En el artículo de hoy os queremos hablar de la creatividad en los niños y de cómo la podemos potenciar y, os lo vamos a contar a través de un experimento.

Experimento del profesor de cerámica

Un profesor de cerámica decidió, durante la primera lección de su curso, dividir a sus alumnos en dos grupos. Al primer grupo le encomendó la tarea de producir veinte kilos de jarrones durante la lección. Sólo produciendo veinte o más kilos de jarrones obtendrían una calificación excelente.

Al segundo grupo le dio la tarea de hacer un solo jarrón. Este, sin embargo, tenía que ser perfecto.

¿Pero, cómo terminó? El grupo al que se le había pedido que creara una única obra maestra había creado jarrones mediocres y banales.

Por el contrario, aquellos que se habían concentrado en la cantidad habían producido jarrones de excelente calidad. De hecho, después de los errores iniciales, encontraron soluciones creativas para producir los jarrones: su creatividad encontró un terreno fértil para expresarse.

Este experimento lo contaron en su libro “Art and Fear”, David Bayles y Ted Orland. ¿La conclusión? Para que haya un proceso creativo que funcione es necesario encontrar el coraje para fracasar.

La perfección no se consigue buscándola: centrarse en ella, al contrario, acaba bloqueándonos en un círculo vicioso. Por el contrario, sólo aquellos que comienzan con intentos relativamente simples y se adaptan a lo largo del camino pueden aspirar a destacar.

La lección de los alumnos de cerámica, que se puede resumir en el lema “Falla tan rápido como puedas” (es la traducción más o menos literal del método descrito por Andrew Stanton, director artístico de dos obras maestras como “Buscando a NEMO” y “WALL-E”), debería incorporarse a nuestras vidas.

No hay que intentar hacerlo lo mejor que podemos: simplemente lo hacemos tanto como podemos. La excelencia surge a través de una gran cantidad de fracasos.

Muchas empresas exitosas ya han incorporado este principio a su cultura y valores corporativos. Google, Pixar y Apple son sólo tres ejemplos de una lista mucho más larga. Estas empresas han alcanzado los primeros puestos de sus industrias gracias a esta mentalidad de crecimiento.

Nosotros también podemos desarrollar un potencial creativo similar: debemos aprender a fallar rápidamente y volver a intentarlo.

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La creatividad se puede enseñar

Un estudio realizado por el Creativity Research Journal (puedes leerlo online, en inglés) utilizando el Test de Torrance, reveló una verdadera crisis de creatividad: desde 1990 hasta hoy, el pensamiento creativo ha estado en constante y progresivo declive.

Los niños son cada vez menos capaces de construir sus propios pensamientos, caracterizados por la originalidad y la fluidez.

Tomemos, por ejemplo, los dibujos para colorear que encuentras en nuestro apartado de “Manualidades”. Hay quienes lo consideran un ejercicio creativo clásico y quienes lo consideran un ejercicio estéril, aburrido y hasta desmotivador.

Esto no depende del dibujo en sí, que es sólo un dibujo, sino de la actitud mental con la que lo miramos: mientras en nuestro dibujo sólo veamos una serie de formas para rellenar, ciertamente no podemos hablar de una creación. Desgraciadamente, en muchos contextos escolares, domésticos o de laboratorio, las páginas para colorear se utilizan exclusivamente de esta forma, a modo de hojas para rellenar.

Sin embargo, imagina utilizar el dibujo para dar vida a una historia, recortando las distintas figuras y pegándolas en una hoja nueva (quizás enriqueciéndola con más detalles, dibujados por nosotros). Aquí el ejercicio estimula una gran cantidad de inteligencias y cada uno podrá interpretarlo como más le convenga.

Como ves, hay muchas posibilidades para transmitir creatividad, ¡sin siquiera nombrarla! Lo importante, sin embargo, es dejar atrás la idea de que la creatividad no necesita técnica. Para poder crear primero hay que saber y saber hacer. Esta conciencia es también creatividad. Lo importante, de hecho, es ser consciente: tener cinco mesas llenas de colores para enseñar a usar los rotuladores es un ejercicio muy diferente a tener cinco mesas llenas de colores con la creencia de crear quién sabe qué obra maestra creativa.