trazo-grafomotricidad

¿Cómo enseñar a pintar sin salirse de la raya a un niño?

Después de haber superado una fase inicial de acercamiento a los colores y a la grafomotricidad, de la que hablamos en: Grafomotricidad: la importancia de los garabatos.

La prioridad ahora es darle al niño herramientas para que tome conciencia, responsabilidad, y protagonismo de sus propias acciones, entendiendo por sí mismo lo que funciona.

 Prepara el terreno

  • Asegúrate de que las propuestas le gusten.
  • Ofréceselas en el momento adecuado para él (no para ti como adulto) para que el resultado sea satisfactorio.
  • Divide la tarea en “microobjetivos”, partiendo también de faenas aparentemente poco relacionadas con el objetivo final (ver actividades preparatorias que sugerimos más adelante). Esto permite que el proceso de aprendizaje sea mejor y más efectivo.
  • Adopta siempre una actitud alentadora y positiva, destacando los éxitos y mejoras.
  • Trata de explicarle de manera comprensible las tareas que pretendes destacar.
  • No marques tiempos mínimos ni máximos para llegar al objetivo final: siempre hay que dar tiempo a los niños, sobre todo si tienen dificultades.

¿Cuáles son los principales pasos para ayudarle a mejorar la grafomotricidad?

Cuida el agarre

En primer lugar, cuida el agarre, asegurándote de que sea lo más correcto posible. También para que la “fatiga” postural no obstaculice el ejercicio de grafomotricidad.

Proporciona un marco de juego que sea atractivo

Puedes ofrecer actividades en las que pueda experimentar sostener el lápiz (inicialmente mejor solo pinceles y marcadores grandes) solo con el dedo índice y el pulgar, fortaleciendo así su agarre de pellizco.

Juegos para el agarre

Comida de insectos

Para entrenar el agarre correcto del pulgar y el índice, hay muchos juegos que puedes proponer. Por ejemplo, podéis fingir ser una abeja, una mosca, un mosquito, etc…, y, cogiendo el rotulador con el pulgar y el índice, jugamos a pinchar puntos precisos en la hoja, que representan la comida de los insectos.

Dejar caer el pincel

Al principio puede resultar necesario invitar al niño a poner atención en el punto a pinchar y a ralentizar el movimiento de su mano para facilitar una acción precisa. Para ello, puedes hacer que el niño coja el pincel con el pulgar y el índice y dejarlo caer casual o intencionadamente sobre la sábana, colocada en el suelo. Esto permite pensar en las consecuencias de ejercer una cierta presión y fuerza sobre el instrumento apoyado sobre el papel pero también durante el lanzamiento del pincel, en lugar de pensar en la dirección y la intensidad de todo el gesto (por lo tanto, también adquirir conciencia respecto a los movimientos de la muñeca, brazo…).

Pinchar globos

Esta actividad de grafomotricidad puede ir precedida o seguida de un juego motor al aire libre, que requiere que el niño haga estallar globos utilizando diferentes herramientas: punzón, palillo, agujas, etc… también en este caso es necesario hacer referencia a estrategias precisas: medir la fuerza del movimiento, la inclinación de la mano, el empuje de la empuñadura de pinza, y que mantengan una buena concentración durante el tiempo que sea necesario.

actividades-de-grafomotricidad

Consejos para enseñar a pintar sin salirse de la raya a un niño

Especialmente en una fase inicial, es fundamental ofrecer al niño actividades que sean motivadoras y satisfactorias.

Entonces: ¿qué colorear? Algo que realmente le guste: el objeto a colorear debe gustarle al niño, ¡debe merecer la pena!

¿Cuándo colorear?

Siempre que el niño lo solicite y siempre que podamos dedicarle tiempo de calidad.

¿Dónde colorear?

El soporte utilizado debe permitir al niño una posición adecuada y cómoda, por lo que se debe prestar atención a la altura de la silla y a que todo el cuerpo del niño esté colocado correctamente (codo bajo, brazo apoyado sobre la mesa, piernas colocadas debajo de la mesa de trabajo, torso recto, etc.).

¿Cuánto colorear?

Las propuestas deben ser adecuadas para el niño, teniendo en cuenta la duración de la actividad y, por tanto, de modo que el trabajo de colorear pueda hacerse con satisfacción y con un “esfuerzo óptimo”, que no lo desanime.

Para empezar, podéis coger colores muy pequeños (por ejemplo, 1,5 cm por 1,5 cm) facilitan el control de la grafomotricidad. Es más fácil para todos colorear lentamente si el lápiz es pequeño que cuando es muy grande.

Recordemos que lo más importante en el aprendizaje no es el producto-resultado, sino la toma de contacto con estrategias cognitivas valiosas para lograr el éxito en esa tarea y aprender a generalizarlas: es decir, a recuperarlas y utilizarlas en otros contextos de vida.

Este método de trabajo favorece la precisión de los movimientos y la mejora de la grafomotricidad, sin que el niño se desanime por los errores. Una vez finalizado este ejercicio, podemos dar importancia a estas primeras obras artísticas colgándolas en algún lugar de la casa.

Recuerda hacer que los bordes de la imagen sean claramente visibles para que el niño siempre pueda ver el límite dentro del cual colorear. Una vez finalizado el trabajo, si tiene manchas, las intentamos eliminar, por ejemplo, recortando la imagen.

¿Cómo ayudar al niño a mejorar la grafomotricidad?

Hacer que el niño sea consciente de cómo comportarse para afrontar la situación

Al principio expresa verbalmente, un mensaje preciso para apoyar la actividad, subrayando por qué vale la pena, por ejemplo, que mire atentamente con los ojos o toque bien con los dedos y sus manos.

Posteriormente continuamos esta intervención dejándole responder a nuestras preguntas (cuya respuesta debería ser acorde y coherente con el mensaje que le hemos dado en la fase anterior).

El objetivo, de hecho, no es sólo desarrollar en el niño una cierta conciencia de las acciones del cuerpo y de la mente, sino también independizarlo de nuestra constante intervención, para que el niño pueda aprender gradualmente a generalizar a otras situaciones y contextos, las conductas estratégicas exitosas que ha implementado (en este caso: mirar con atención hasta que coloree, mover la mano de forma controlada).

Lo que sucede es que el niño se pregunta, antes de empezar, cómo satisfacer mejor una tarea/petición/trabajo o lo que sea.

Por ejemplo: el niño ahora sabe que, a la hora de buscar algo, la parte de su cuerpo que más puede ayudar son los ojos.

Hacer que el niño sea consciente de la petición de la tarea

Explicamos cuál es la tarea del momento (siempre en un contexto lúdico)

En términos de petición (por ejemplo: tú coloreas el techo de la casita, yo colorearé la puerta), para que en su prueba este trabajo pueda traducirse inmediatamente en un desafío óptimo: es decir, que pueda decirse a sí mismo “¡Puedo hacerlo! ¡Está bien, estoy comprometido porque sé que puedo hacerlo!”.

Mediación final

Al final de las sesiones de trabajo de “juego inteligente”, así como en el colegio, es oportuno un momento de síntesis metacognitiva. Es bueno acompañar al niño y hacer un balance de la situación: ¿qué ha funcionado hoy? ¿Qué me permitió tener éxito? Y también: ¿qué puedo mejorar todavía para hacerlo mejor la próxima vez?

grafomotricidad

 

Conclusión

Todo se vuelve más significativo para un niño cuando el adulto logra hacerle comprender el significado en términos de usabilidad cotidiana.

  • ¿Por qué, por ejemplo, debería ser importante que un niño aprenda a colorear dentro de los bordes?
  • ¿Por qué es importante saber observar atentamente los límites del dibujo dentro de los cuales colorear?
  • ¿Por qué es importante saber que necesitamos ralentizar nuestro gesto grafomotriz?

Demos sentido a lo que hacemos con nuestros hijos y a lo que les proponemos, sobre todo si les pedimos un compromiso de tiempo y energía.

Del mismo modo, en otros momentos de la vida diaria y/o escolar, subrayar la importancia del uso de estas dos estrategias cognitivas (mirar atentamente y modular adecuadamente el movimiento de la mano) para el éxito de algunas tareas realizadas es sin duda una práctica de refuerzo positivo por las mismas actitudes.

Autorrefuerzo, retroalimentación externa, educación emocional. Al final de las distintas sesiones de trabajo, destacamos la felicidad de mamá y papá por haberse comprometido realmente en la dirección solicitada, y luego le preguntamos si también se sentía satisfecho no sólo con el resultado logrado sino también por completar un trabajo que inicialmente podría haber parecido difícil.

Si sigues estos pasos, con paciencia, es muy posible que consigas hacer que una de las tareas preferidas de tu hijo sea colorear y que se sienta motivado y satisfecho, con capacidad de decidir las estrategias más adecuadas para tener éxito en esta tarea.

¿Conoces nuestros Cuadernos: Crea tu Cuadro Gigante?

Tenemos tres temáticas: animales de la selva, animales del mar y animales del aire.

¡Mejora la grafomotricidad con Editorial Edarca!